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viernes, 24 de agosto de 2012

TRAS LAS HUELLAS DE CHARLES DARWIN: La cordillera cuyana


Cordillera de los Andes vista desde Santiago de Chile
Desde la Patagonia y a través del vecino país de Chile, Darwin llega a la provincia de Mendoza, en la región argentina de Cuyo, donde encuentra el primer bosque fósil de América, el cual si bien quedó prácticamente devastado, conserva un monumento en homenaje al naturalista.   
Puerto Valparaiso desde donde partió Charles Darwin para dirigirse a Cuyo
Comentarios de Charles Darwin sobre Valparaiso "Durante la noche el Beagle echa el ancla en la bahía de Valparaíso, principal puerto de Chile. Al amanecer nos encontramos en cubierta. Acabamos de abandonar Tierra del Fuego; ¡qué cambio!, ¡qué delicioso nos parece todo esto aquí: tan transparente es la atmósfera, tan puro y azul es el cielo, tanto brilla el sol, tanta vida parece rebosar la naturaleza! Desde el lugar en que hemos anclado, la vista es preciosa. la ciudad se alza al pie de una cadena de colinas bastante escarpadas y que tienen cerca de 1,600 pies (480 metros) de altitud. Debido a esa situación, Valparaíso no es sino una larga calle para-ela a la costa: pero cada vez que un barranco abre el flanco de las montañas, las casas se amontonan a uno y otro lado. Una vegetación muy escasa cubre esas colinas redondeadas y los lados rojo vivo de los numerosos barranquillos que las separan brillan al sol. El color del terreno, las casas bajas blanqueadas con cal y cubiertas de tejas, me recordaban mucho a Santa Cruz de Tenerife. Hacia el nordeste hay una vista espléndida de los Andes, pero desde lo alto de las colinas vecinas se les ve mucho mejor; se puede apreciar la gran distancia a que se hallan situados y el panorama es magnífico. El volcán Aconcagua ofrece un aspecto particularmente imponente. Esa inmensa masa irregular alcanza una altitud más considerable que el Chimborazo, porque, según las triangulaciones hechas por los oficiales del Beagle, llegan a una altitud de 23.000 pies (6.900 metros). Sin embargo, vista desde donde nos hallamos, la Cordillera debe una gran parte de su belleza a la atmósfera a través de la que se divisa. ¡Qué admirable espectáculo el de esas montañas que se destacan sobre el azul del cielo y cuyos colores revisten los más vivos matices en el momento en que el sol se pone en el Pacífico. Me siento dichoso al reencontrarme con mister Richard Corfield, que vive actualmente en Valparaíso y fue uno de mis antiguos camaradas de pensión. Gracias a su cortesía y a su cordial hospitalidad, mi permanencia en Chile durante todo el tiempo que allí estuvo el Beagle fue un verdadero placer".

En Mendoza, los destinos más atractivos que conservan las huellas de Darwin son Uspallata, ideal para caminatas, cabalgatas y rafting; los centros de esquí Los Penitentes y Las Leñas, y el Puente del Inca, en las cercanías de la capital provincial, un escenario natural de 47 metros de largo sobre el río Las Cuevas con aguas termales de propiedades curativas.  
Puente del Inca
Cabalgata en los Andes
Algunos relatos históricos indican que en tierras mendocinas, hoy reconocidas por la Ruta del Vino, Darwin fue picado por vinchucas y que habría contraído el mal de Chagas.
Tierras mendocinas
 

TRAS LAS HUELLAS DE CHARLES DARWIN: de Buenos Aires a Santa Fe


El 24 de agosto de 1833 el bergantín Beagle llega a Bahía Blanca, y la idea de su capitán Fitz Roy, es subir por la costa bonaerense hasta la ciudad de Buenos Aires. Charles Darwin con la autorización de Juan Manuel de Rosas -el entonces gobernador de Buenos Aires- , viaja por tierra a la ciudad de Buenos Aires acompañado de un gaucho y algunos soldados.

Llega a Buenos Aires el 20 de septiembre de 1833, lo que indica que los 700 kilómetros que recorrió a caballo lo hizo en apenas 12 días (con paradas importantes en el trayecto). De la ciudad de Buenos Aires no cuenta mucho, salvo que le pareció de un diseño prolijo y bastante sencilla. Sí le sorprendió la actividad del matadero de las afueras de la ciudad (en la zona que actualmente se conoce como Once), por el salvajismo y brutalidad que rodeaba la actividad de la faena del ganado. Lo que hoy es Balvanera conformaba a fines del siglo XVIII un inmenso campo sin cultivar que se utilizaba para el pastoreo, y donde desde 1771 por disposición del Cabildo, en lo que en ese entonces se consideraba la periferia urbana, se establecieron mataderos de animales para el abasto de la ciudad. En el predio que hoy ocupa la Plaza Once, se ubicaban los Corrales donde se concentraban las carretas provenientes del interior y el mercadeo de productos de campo. Uno de esos corrales de abasto y matadero, el Matadero del Oeste, se ubicó en las proximidades de la Plaza.

Se aloja en casa de un inglés, Mister Lumb. La casa donde residió Darwin correspondía a la que en 1922 era la calle Bolivar 276 a 288, según el testimonio del señor Carlos P. Lumb (hijo) quien lo recordaba de aquella época.

El 27 de septiembre de 1833 parte hacia Santa Fe, 480 km curso arriba del Paraná. En el camino vuelve a probarse como agudo observador de la naturaleza, y también de las costumbres sociales de los duros habitantes. Describe por ejemplo los hábitos de las vizcachas y búhos, encuentra fragmentos fósiles de mastodontes y toxodontes (ya antes había hallado un esqueleto bastante completo de megaterio, en las inmediaciones de Monte Hermoso, ver TRAS LAS HUELLAS DE DARWIN: Fósiles descubiertos en Argentina).
Selva Paranaense como la vio Charles Darwin (Diamante, Entre Ríos)
Fauna de la rivera del río Paraná
Huella del "lobito de río" registrada por el autor. Pteronura brasiliensis - Mustelidae
mamífero carnívoro en peligro de extinción
 
Pteronura brasiliensis - Mustelidae (imágen tomada de Internet)
Luego conoce las ciudades de Rosario, Santa Fe y Bajada (actual Paraná), y describe el clima y la geología de la región. Algunos problemas de salud le impiden seguir más al norte, y toma un barco de regreso a Buenos Aires que le permite disfrutar del río Paraná extensamente y conocer el delta en su desembocadura. En todos los sitios que visita se comunica con los pobladores, recolecta anécdotas y datos del lugar, de la flora y fauna. Pasó por Luján y San Antonio de Areco, donde le llamó la atención un puente de 27 metros de largo construido en madera de ñandubay Prosopis affinis (Leguminosas), a fines del siglo XVIII. Si bien la edificación ya no existe, el sitio fue declarado Lugar Histórico Nacional.
 
Costanera de Rosario, vista del Paraná
que fascinó a Charles Darwin
 
Ciudad Paraná  (llamada Bajada)
Vuelve a Buenos Aires y se encamina rumbo a Uruguay, a través del Río de La Plata. Cuando llega a Buenos Aires, se encuentra con que había estallado una revolución, y toda la zona de la villa está sitiada (ver el Artículo TRAS LAS HUELLAS DE DARWIN: Río Las Conchas). Lo dejan pasar cuando relata su encuentro con Rosas, pero sólo si se dirige a pie y sin equipaje, y escoltado lo llevan al puerto de Buenos Aires. Allí puede embarcarse a Montevideo, donde lo espera el Beagle, pero una demora en la fecha de partida le permite hacer un recorrido igualmente interesante por la Banda Oriental.


Costa de la ciudad de Buenos Aires como la debe
haber visto Charles Darwin (Reserva Costanera Sur)

domingo, 19 de agosto de 2012

TRAS LAS HUELLAS DE CHARLES DARWIN: Fósiles descubiertos en Argentina




Las Fotos fueron tomadas en el Museo Argentino de Ciencias Naturales “Bernardino Rivadavia” durante los años que trabajé como investigador.
Entre 1833 y 1835, Charles Darwin recorre nuestro país y registra las costumbres de los criollos y de los indígenas, describe la fauna y la flora, y descubre fósiles y describe caracteres geológicos.

A bordo de bergantín británico HMS Beagle arriba a la desembocadura del río Negro, donde Juan Manuel de Rosas, Gobernador de Buenos Aires, tenía establecido su campamento previo a la conquista del desierto. Gran parte de las provincias de Buenos Aires, La Pampa y de la región patagónica, estaban habitadas por indígenas.
Con la autorización de Rosas y el permiso que le fue otorgado por el gobierno de Buenos Aires como naturalista del Beagle, Darwin inicia sus transectas por la llanura pampeana a caballo hasta la ciudad de Buenos Aires. Luego de una breve visita a Santa Fe, nuevamente se embarca y recorre la costa patagónica. Desde allí se dirige a las Islas Malvinas, las cuales fueron usurpadas a la Argentina un año antes por la corona británica. Luego visita Tierra del Fuego y recorre las costas chilenas hasta Santiago de Chile.  En marzo de 1835 reingresa a la Argentina atravesando la cordillera por el paso Potrerillos. En su estadía en Mendoza, Darwin es picado por vinchucas (Triatoma infestans) y se cree que podría haber contraído el mal de chagas por los síntomas que presentaba durante su vejez. Al respecto, Darwin comenta en su diario de viaje: “La noche que pasamos en la villa de Luján (Mendoza) no pude descansar por haberme visto atacado por un numeroso y sanguinario grupo de las grandes chinches negras de las Pampas, pertenecientes al género Benchuca….Era curioso observar su cuerpo durante el acto de la succión, y ver como en menos de diez minutos se cambiaba desde plano como una oblea en redondo como una esfera."
Finalmente deja nuestro país regresando a Chile por el paso Uspallata, por donde 18 años antes había cruzado el general José de San Martin al frente del ejército de los Andes.
La Teoría de la Evolución propuesta por Darwin en 1859 no lograba explicar el origen de nuevos caracteres a nivel de especies. Darwin desconocía las leyes mendelianas desarrolladas por el austríaco Gregory Mendel (1822-1884). El significado del trabajo de Mendel fue reconocido a principios del siglo XX, permitiendo así el surgimiento de la genética, la ciencia que estudia las leyes de la herencia biológica. Los primeros genetistas demostraron que los nuevos caracteres surgen del cambio genético (la mutación) desestimando el valor de la teoría de Darwin para explicar la evolución. En 1959, la Universidad de Chicago a través de sus especialistas en biología evolutiva desarrollaron las bases de la nueva Teoría Sintética o Neodarwinismo. Esta teoría fusionó la visión de Darwin y los nuevos conceptos sobre genética. Para esta escuela, a través de la selección natural de pequeñas mutaciones, el cambio se va acumulando gradualmente dando origen así a la evolución biológica. En las décadas del 1970 y 1980, el Saltacionismo propuesto por Eldredge y Gould, cuestiona el modelo neodarwinista al plantear que la acumulación gradual de cambios no podía explicar los grandes saltos evolutivos que el registro paleontológico mostraba. Hoy en día la teoría de la evolución sigue siendo mejorada. Actualmente la nueva teoría evolutiva desestima el rol de la selección natural pero afirma que los grandes saltos son producto de cambios en un pequeño grupo de genes que controlan el desarrollo de los seres vivos.
Como biólogo no puedo dejar de pensar en la selección natural como mecanismo que define la continuidad de los pequeños y grandes cambios en el proceso de especiación.

En su libro “El viaje del Beagle” Darwin relata el descubrimiento de fósiles que fueron fundamentales para el desarrollo de su Teoría de la Evolución.
 Macrauchenia patachonica

Fue descubierto por primera vez por Charles Darwin, en las proximidades del Puerto San Julián, en la Patagonia Argentina. Estos restos fueron descritos por Richard Owen, quien le dio el nombre de Macrauchenia patachonica. Este nombre significa: grande Auchenia, donde auchenia se refiere a las llamas y guanacos que habitan la Patagonia.
Darwin comenta lo siguiente: “En el puerto San Julián encontré un esqueleto del Macraquenia patachonica, notable cuadrúpedo, tan grande como un camello. Pertenece a la misma división o grupo de los Paquidermos….pero en la estructura de los huesos de su largo cuello ofrece una evidente relación con el camello, o más bien con el guanaco y llama.

 Macrauchenia, es un animal de la megafauna sudamericana, del Pleistoceno superior que habitó la Argentina, Bolivia, Uruguay y Brasil, cuya principal característica es la posición retrasada que presentan las fosas nasales sobre su cráneo; lo que ha llevado a pensar a los paleontólogos, que este animal tenía una trompa, lo que le daba un aspecto muy particular. Tenía patas con tres dedos, lo que le habría permitido moverse con relativa velocidad, tanto en tierra firme como en lugares pantanosos, a pesar de su masa corporal, calculada alrededor de una tonelada.


Toxodon
Su nombre significa "diente inclinado" o "diente en forma de flecha". Estos mamíferos sudamericanos tenían el tamaño de un hipopótamo teniendo similares hábitos. Los dientes indican que el Toxodon era una mezcla de ramoneador y comedor de hierba, que cortaba y masticaba la dura hierba de la pampa.

Vivieron desde hace 2,6 millones de años hasta hace 16.500 años. Probablemente fue el ungulado más abundante en el subcontinente sudamericano.

Muchos fósiles de toxodontes han sido encontrados junto a puntas de flecha. Esto indica que los hombres prehistóricos los cazaban, pudiendo ser la causa principal de su desaparición.

Darwin comenta lo siguiente: “…el toxodon, tal vez uno de los más extraños animales que hayan sido descubiertos;,en la talla es igual al elefante o megaterio…juzgando por la posición de sus ojos, oídos y orificios nasales, era probablemente acuático como el dugong y el manatí, con el que tienen gran parentesco.”


Megaterios

Eran perezosos terrestres, parientes de los actuales, que habitaron América desde el Plioceno hasta el Holoceno. Se extinguieron hace 8000 años. Medían 6 m de altura parados en sus patas traseras. Las patas delanteras tenían grandes garras para la búsqueda de tubérculos y para la defensa. Sus fuertes mandíbulas constaban de 16 molares (8 en cada maxilar) carentes de esmalte. Eran mamíferos hervíboros poco sociables, aunque actualmente no se descarta una dieta omnívora. Eran animales terrestres, sin duda por su tamaño se veían imposibilitados de ser arborícolas como sus parientes actuales. Se alimentaban en posición bípeda.

Darwin comenta lo siguiente: “El enorme tamaño de los huesos de los animales megateroideos, incluyendo el Megatherium, Megalonyx, Scelidotherium y Mylodon, es verdaderamente asombroso. Los dientes indican por su simple estructura que estos animales megateroideos se alimentaban de substancias vegetales, y probablemente de las hojas y ramitas de los árboles;… algunos eminentes naturalistas han creído que, como los perezosos, con los que se relacionan íntimamente, vivían colgados de las ramas, boca abajo y comiendo las hojas. Sin embargo, es una idea atrevida, por no decir absurda, la de suponer árboles, aunque sean antediluvianos, con ramas bastante fuertes para sostener animales tan corpulentos como elefantes.”



Glyptodontes

Los Armadillos han vivido en América del Sur desde hace más o menos 60 millones de años, y muestran pocos cambios. Los Glyptodontes, una interesante rama lateral, surgieron hace unos 45 millones de años (Plioceno) en sudamérica (Patagonia Argentina). Migraron después hacia el norte por el istmo de Panamá cuando éste unió las Américas. El Glyptodon, uno de los últimos miembros, era tan grande como un rinoceronte, cubierto por un caparazón que lo protegía de los dientes de sable - Smilodon. El caparazón estaba formado por placas óseas circulares e irregulares que constituían un mosaico. También tenía un casco óseo sobre la cabeza y la cola estaba cubierta con anillos óseos con espinas. Al parecer el Glyptodon no se alimentaba de hormigas, como sus parientes modernos sino que era hervíboro. Se cree que eran cazados por los primitivos, por su carne, y para utilizar sus caparazones como refugio. Se extinguió hace aproximadamente entre 10.000 u 8.500 años.
Gliptodonte

dientes de sable Smilodon

Caballos  

Dijo Darwin "Y también hallé dientes de Toxodon y mastodonte, junto con el diente de un caballo…/
tuve escrupuloso cuidado de comprobar con toda certeza el hecho de haber quedado sepultado al mismo tiempo con los otros fósiles…¡Ciertamente es un hecho maravilloso de la historia de los mamíferos que en Sudamérica haya vivido y desaparecido un caballo indígena, sucedido en edades posteriores por los introducidos por los colonos españoles!"

Hace unos 3 millones de años, durante el Plioceno se unió América del Norte con América del Sur a través del istmo de Panamá, finalizando así el aislamiento entre ambas masas continentales. Desde ese momento se inició el intercambio de fauna americana. Desde el norte vinieron hacia el sur mastodontes, caballos, tigres dientes de sable, osos, ciervos, tapires, guanacos, pecaríes, zorros y otros mamíferos. De igual modo gliptodontes, mulitas y comadrejas, entre otros, ingresaron a Norteamérica provenientes del Hemisferio Sur.

La extinción de los megamamíferos se produjo a finales del Pleistoceno y comienzos del Holoceno (hace 12.000 - 8.000 años atrás). Los megaterios y otros grandes mamíferos fueron alimento del hombre primitivo americano. Se cree que la extinción pudo deberse al cambio climático ya que la extinción se produce hace 10.000 años coincidiendo con la última glaciación del cuaternario.