El 24 de agosto de 1833 el bergantín Beagle
llega a Bahía Blanca, y la idea de su capitán Fitz Roy, es subir por la costa
bonaerense hasta la ciudad de Buenos Aires. Charles Darwin con la autorización
de Juan Manuel de Rosas -el entonces gobernador
de Buenos Aires- , viaja por tierra a la ciudad de
Buenos Aires acompañado de un gaucho y algunos soldados.
Llega a Buenos Aires el 20 de septiembre de
1833, lo que indica que los 700 kilómetros que recorrió a caballo lo hizo en
apenas 12 días (con paradas importantes en el trayecto). De la ciudad de Buenos
Aires no cuenta mucho, salvo que le pareció de un diseño prolijo y bastante sencilla.
Sí le sorprendió la actividad del matadero de las afueras de la ciudad (en la
zona que actualmente se conoce como Once), por el salvajismo y brutalidad que
rodeaba la actividad de la faena del ganado. Lo que hoy es Balvanera conformaba a
fines del siglo XVIII un inmenso campo sin cultivar que se utilizaba para el
pastoreo, y donde desde 1771 por disposición del Cabildo, en lo que en ese
entonces se consideraba la periferia urbana, se establecieron mataderos de
animales para el abasto de la ciudad. En el predio que hoy ocupa la Plaza Once,
se ubicaban los Corrales donde se concentraban las carretas provenientes del
interior y el mercadeo de productos de campo. Uno de esos corrales de abasto y
matadero, el Matadero del Oeste, se ubicó en las proximidades de la Plaza.
Se aloja en casa de un inglés, Mister Lumb.
La casa donde residió Darwin correspondía a la que en 1922 era la calle Bolivar
276 a 288, según el testimonio del señor Carlos P. Lumb (hijo) quien lo
recordaba de aquella época.
El 27 de septiembre de 1833 parte hacia
Santa Fe, 480 km curso arriba del Paraná. En el camino vuelve a probarse como
agudo observador de la naturaleza, y también de las costumbres sociales de los
duros habitantes. Describe por ejemplo los hábitos de las vizcachas y búhos,
encuentra fragmentos fósiles de mastodontes y toxodontes (ya antes había
hallado un esqueleto bastante completo de megaterio, en las inmediaciones de
Monte Hermoso, ver TRAS LAS HUELLAS DE DARWIN: Fósiles descubiertos en
Argentina).
Selva Paranaense como la vio Charles Darwin (Diamante, Entre Ríos) |
Fauna de la rivera del río Paraná |
Huella del "lobito de río" registrada por el autor. Pteronura brasiliensis - Mustelidae mamífero carnívoro en peligro de extinción |
Pteronura brasiliensis - Mustelidae (imágen tomada de Internet) |
Luego conoce las ciudades de Rosario, Santa
Fe y Bajada (actual Paraná), y describe el clima y la geología de la región.
Algunos problemas de salud le impiden seguir más al norte, y toma un barco de
regreso a Buenos Aires que le permite disfrutar del río Paraná extensamente y
conocer el delta en su desembocadura. En todos los sitios que visita se
comunica con los pobladores, recolecta anécdotas y datos del lugar, de la flora
y fauna. Pasó por Luján y San Antonio de Areco, donde
le llamó la atención un puente de 27 metros de largo construido en madera de ñandubay
Prosopis affinis (Leguminosas), a
fines del siglo XVIII. Si bien la edificación ya no existe, el sitio fue
declarado Lugar Histórico Nacional.
Costanera de Rosario, vista del Paraná que fascinó a Charles Darwin |
Ciudad Paraná (llamada Bajada) |
Vuelve a Buenos Aires y se encamina rumbo a Uruguay, a
través del Río de La Plata. Cuando llega a Buenos
Aires, se encuentra con que había estallado una revolución, y toda la zona de
la villa está sitiada (ver el Artículo TRAS LAS HUELLAS DE DARWIN: Río Las Conchas).
Lo dejan pasar cuando relata su encuentro con Rosas, pero sólo si se dirige a
pie y sin equipaje, y escoltado lo llevan al puerto de Buenos Aires. Allí puede embarcarse a
Montevideo, donde lo espera el Beagle, pero una demora en la fecha de partida
le permite hacer un recorrido igualmente interesante por la Banda Oriental.
Costa de la ciudad de Buenos Aires como la debe haber visto Charles Darwin (Reserva Costanera Sur) |
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